miércoles, 21 de mayo de 2014

...sobre la función social de la educación

      Partiendo de la premisa que la educación es esencial a la naturaleza humana, la educación ejerce especial influencia sobre la sociedad y la manera en que ésta se desarrolla. Por tal motivo, es necesario entender la relación que existe entre la educación como fenómeno y proceso de carácter individual que se enmarca dentro de la sociedad, siendo el primer beneficiario el individuo; y la educación como proceso social y colectivo que tiene como eje a esta sociedad actual.
      En el proceso individual, tal y como se indica en Preámbulo de la LOE, la educación es el medio más adecuado para construir la personalidad de los jóvenes, desarrollar al máximo sus capacidades, conformar su propia identidad y configurar su comprensión de la realidad, integrando la dimensión cognoscitiva, la afectiva y la axiológica.
      Desde el punto de vista social, la educación desarrolla una serie de funciones sociales, más allá de sus fines meramente individuales y a menudo en consonancia u oposición con los mismos,  que son inherentes a la misma.
      Al igual que los seres vivos, la sociedad trata de reproducirse y de perpetuar su identidad a lo largo del tiempo, transmitiendo a las nuevas generaciones todo el legado cultural acumulado por las generaciones anteriores. En este sentido, nos encontramos con una sociedad conservadora que procura asegurar la continuidad social manteniendo sus tradiciones, usos y costumbres. La educación es uno de los principales medios para formar ciudadanos que encajen con los moldes socialmente preestablecidos.
      Pero la sociedad necesita al mismo tiempo introducir nuevas variantes y perspectivas, capaces de renovar viejas estructuras y asegurar su supervivencia y progreso. La educación contribuye también a fomentar el espíritu crítico y la creatividad de los individuos, a promover y preparar el terreno para el cambio social. No obstante, algunos críticos de la educación dudan que la escuela, como institución educativa y dado el carácter conservador de la misma, pueda llevar a cabo el carácter innovador y progresista de la sociedad. Es posible, señalan, que la escuela intente preparar a los individuos para los retos sociales del futuro, pero con escaso éxito y muy lejos de los objetivos que pretenden alcanzar los idealistas de la educación.
      Si el cambio social fuese demasiado rápido o intenso, la sociedad viviría una situación de crisis, de inseguridad y desconcierto. La función tradicional que ha desempeñado la educación es la de facilitar la inserción del individuo en el mundo social, hacerle miembro del grupo social. Por ello, la vida social requiere que, a través de la educación, los individuos se adapten paulatinamente a las situaciones existentes.
      Por otro lado, todo grupo social establece unas normas sobre el comportamiento de sus miembros y los obliga a someterse a ellas. Gracias a la educación podemos conseguir la cohesión, la unidad del grupo, estableciéndose las condiciones de su identidad y de su fuerza. La educación ejerce de control social de diversos modos, tales como la ideología, costumbres, religión, derecho, etc.
      Según ello, la educación se muestra como instrumento para servir a los fines políticos, pudiendo preparar a los individuos para un cambio y, sobre todo, para consolidar la situación existente. La utilización de la educación para dichos fines puede resultar peligrosa por tratar de manipular la conciencia del individuo. 
      Por otro lado, la educación, a través de procedimientos selectivos, puede establecer diferencias entre unos individuos y otros y conferirles roles sociales diferente. Algunos sociólogos, consideran que esto puede ser negativo, dado que la escuela tiene un papel activo en la perpetuación de las desigualdades sociales, en la medida que el sistema escolar enseña y propaga la cultura de las clases dominantes. Otros, sin embargo, defienden dicha selección, cuando lo que se pretende es formar y seleccionar cuadros directivos competentes que sepan dirigir eficazmente los destinos de la colectividad. Frente a las posturas anteriores, la educación debe mirar a los intereses del individuo pero también, al mismo tiempo, a las conveniencias de la sociedad, para lograr disminuir las diferencias sociales existentes. La educación ha ser uno de los principales instrumentos que permitan la igualdad de oportunidades de los diversos sectores sociales con el objeto de hacer efectiva una educación y una formación de calidad para todos, sin que ese bien quede limitado solamente a algunas personas o sectores.
      Desde el punto de vista económico, la educación también tiene un papel social importante ya que el desarrollo económico de un país depende en gran medida del nivel educativo y cultural del mismo. A la vista de la evolución acelerada de la ciencia y la tecnología y de su impacto en el desarrollo social, se hace necesario que la educación prepare adecuadamente para vivir en una sociedad del conocimiento y así poder afrontar los retos que de ello se deriven. En la actualidad, el desarrollo económico de un país pasa por tener una economía basada en el conocimiento, más competitiva y dinámica, capaz de conseguir un crecimiento económico sostenido, acompañada de una mejora cuantitativa y cualitativa del empleo y de una mayor cohesión social. Por ello, la escuela, al elevar el nivel cultural de los individuos aumenta también sus capacidades y, sobre todo, les otorga una base para la cualificación profesional, imprescindible para el desarrollo económico.
      En conclusión, la educación cumple una función social importante ya que en ella se transmiten y ejercitan valores que favorecen la libertad personal, la responsabilidad, la ciudadanía democrática, la solidaridad, la tolerancia, la igualdad, el respeto y la justicia, que constituyen la base de la vida en común.

1 comentario:

  1. el "trabajo" de la función social de la educación nos ha servido para mucho.

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